Increíble y fascinante historia. Seria genial ver una pelicula sobre este agente doble
El espía del FBI que debía atraparse a él mismo
La vida de Robert Hanssen es ridículamente cinematográfica, un espía escondido en el FBI que nadie identificaba, de hecho, ¡Él estaba en la oficina que debía descubrirlo!
Pero lo ridículo del caso es que ni siquiera era un buen espía, ni del montón, era de los que no se cuidan y son obvios, no como un James Bond, sino torpe.
Pero pudo cometer su espionaje sin problemas ¡durante 22 años!
Un espía entre los federales
Las motivaciones de Hanssen no son las que podríamos esperar en alguien que le pasa información a la KGB soviética, sólo le importaba el dinero y poder mantener a su numerosa familia de seis hijos y esposa.
Había pasado de trabajar en la policía analizando crímenes financieros al FBI en 1976 y en 1978 fue transferido a New York en un nuevo rol: contrainteligencia.
Su primer tarea fue la de compilar una base de datos de inteligencia soviética para el FBI y fue con esta información que al año siguiente contactó al GRU, siglas de "Glavnoye razvedyvatel'noye upravleniye" que era el directorio de inteligencia, la división soviética que hacía espionaje en el exterior.
Al GRU le vendió información de todo tipo incluyendo... las operaciones de contraespionajes! Desde 1979 los soviéticos supieron a quién investigaba el FBI y quién tenía un micrófono infiltrado.
Su mayor traición fue para con el informante Dmitri Polyakov que aportaba a la CIA cuantiosa información desde adentro de la URSS. Curiosamente los soviéticos no hicieron nada con Polyakov hasta que otro doble agente, en este caso Aldrich Ames de la CIA, volvió a entregarlo.
Con dos fuentes confirmando que era un traidor Polyakov fue arrestado por el GRU en 1986 y ejecutado en 1988.
En 1981 el FBI transfirió a Hanssen a Washington DC y ahora poseía acceso a información de mayor nivel de confidencialidad, por ende mayor valor de venta. Esto incluía mucha información sobre espionaje telefónico, vigilancia electrónica y poco a poco se fue volviendo un experto informático dentro de la agencia.
Estuvo un tiempo sin conectarse con los soviéticos hasta que en 1985 volvieron a transferirlo a Nueva York, en uno de sus viajes a Washington volvió a contactarse con los soviéticos y les envió una carta para la KGB ofreciéndoles la información que había acumulado por unos USD 100.000.
En la carta les entregaba el nombre de tres agentes de la KGB que estaban trabajando como doble agentes para el FBI: Boris Yuzhin, Valery Martynov y Sergei Motorin. Sin saberlo esos tres agentes ya habían sido expuestos un año antes por el otro doble agente, el de la CIA, Ames.
Una vez más dos acusaciones de dos dobles-agentes de distintas agencias fue suficiente revelación para que Martynov y Motorin terminaran con un tiro en la nuca. Yuzhin tuvo suerte y pasó seis años en prisión hasta un amnistía general. Luego emigró a los EEUU.
El FBI culpó de todas estas pérdidas valiosas a Ames, así que nunca sospechó que tenía un topo en sus propias filas.
Es más, en 1987 lo llamaron de nuevo a Washington, ¿Su tarea? Crear un listado de posibles filtraciones que podrían haber hecho que cayeran Martynov y Motorin. Como leen, le pidieron al mismísimo Hanssen que investigara quién había podido ser.
En 1988 le envió todo el estudio completo de los posibles topos y filtraciones... a la KGB ?
En uno de los tantos operativos tuvo la poca prudencia de abrir de más la boca y contarle secretos a un desertor soviético, sus compañeros lo expusieron ante sus jefes y éstos no hicieron nada. Seguramente el problema de saber demasiado, nada grave.
Pero sus pasos fueron más allá, en un momento el FBI estaba investigando a un empleado del Departamento de Estado, Felix Bloch, y Hanssen le dio aviso a la KGB. Éstos cortaron todo lazo con Bloch arruinando así la investigación en curso.
Esto disparó una búsqueda paralela del topo ¿Quién había dado aviso a la KGB? La investigación se había caído pero también había alertado a otras unidades dentro del FBI que había que hacer más para encontrar al responsable.
En estos últimos años de la URSS Hannsen no sólo les había provisto de dos listados completos de todos los doble-agentes de la URSS (que espiaban para EEUU traicionando a su país) sino que hasta les avisó que cuando habían construido la embajada soviética, en 1977, los EEUU habían cavado un túnel debajo de ésta para espiarlos. Nunca fue usado, pero él les dio aviso.
Caída de la URSS y los jefes más estúpidos posibles
En 1990 su propio cuñado, Mark Wauck, lo denunció internamente. Curiosamente era también agente del FBI y su hermana había encontrado en un placard una caja llena de dinero en efectivo. Pero como Wauck era un novato y Hanssen un veterano, no le prestaron atención a la denuncia.
Pero algo que ni Hanssen podía frenar sucedió: La Unión Soviética colapsó en 1991.
La nueva Federación Rusa ya no era la URSS, no tenía ni el dinero, ni la organización ni la coherencia anterior, estaban pasando un período de reorganización que llevaría años acomodar.
Ya sin las agencias ni contactos activos se las arregló para acercarse personalmente a un contacto del GRU con quien no se había relacionado en meses. Lo hizo en persona y éste escapó pensando que era un intento de atraparlo a él haciendo algo indebido en los EEUU.
Curiosamente el ruso lo denunció al Departamento de Estado de EEUU pero la investigación no avanzó, si bien Hanssen había expuesto su cara, había indicado que era del FBI y hasta dado su nombre clave con el que antiguamente se daba a conocer con la KGB del lado americano nadie hizo demasiado por buscarlo ¿Habrán pensado que era un loco?
Como fuere Hannsen quería, necesitaba, ese ingreso extra para asegurar su futuro o su retiro, o simplemente el dinero le gustaba demasiado, así que insistió en meter la pata primero hackeando al computadora de un colega.
Imprimió un documento que estaba en la otra PC y para que no lo atraparan básicamente confesó que estaba "probando" cuán insegura era la red (de hecho, lo era) y sus superiores ni siquiera se molestaron en investigar. Aceptaron su versión y, como era real la falencia de seguridad, era lo que todo experto en seguridad haría. Todo normal.
En 1994 Hannsen pretendió pasarse al "National Counterintelligence Center" pero desistió cuando se enteró que para dejarlo entrar debía pasar una prueba de un detector de mentiras (aunque no son efectivos no quiso arriesgarse).
Otro topo lo mencionó, Earl Edwin Pitts, tres años más tarde y aun así sus superiores no hicieron nada, y eso que era la segunda vez que aparecía su nombre.
Poco después los de IT del FBI encontraron en su PC un software para crackear passwords activo que había disparado una alarma interna. ¿La excusa de Hannsen? Que quería instalar una impresora color y para ello necesitaba la clave de administrador. Sus jefes le creyeron y apenas le dieron una reprimenda.
Para esa época hizo su propia "Ego search" en la base de datos del FBI para ver si estaba siendo investigado, como no apareció nada decidió volver a espiar para los rusos y tratar, nuevamente, de contactarlos.
La codicia y un cassette
En 1994 Aldrich Ames, el topo en la CIA, caía finalmente. Gracias a su arresto se había podido dar con quien había generado tantos dolores de cabeza a la agencia. La muerte de sus agentes rusos por ejemplo.
Había dos casos, sin embargo, en los que resultó que Ames no tenía nada que ver: La investigación perdida de Bloch y quién le había pasado el dato a los rusos del túnel por debajo de la embajada. Eso seguía siendo un misterio y la confirmación de que había otro topo.
En 1994 se conformó un grupo conjunto entre el FBI y la CIA para atrapar al topo y dieron con otro dentro de la CIA pero nadie se molestó mucho en mirar al FBI, casi todo se concentró en la CIA por ende Hanssen volvía a disfrutar de su suerte (y libertad).
Pero por primera vez en esta historia, y luego de arruinarle la vida a otro agente del FBI acusándolo de ser el posible topo, el FBI tuvo su primer golpe de suerte.
Pagándole USD 7 millones al ex agente de la KGB Alexandr Shcherbakov por información éste provió a la agencia federal de mucha información que incluía un cassette de 1986 con una conversación entre "B", el topo, y un agente de la KGB.
Uno de los agentes del FBI que escuchó la cinta reconoció la voz pero no recordó quién era. El dato que conectó a Hanssen fue mucho más pequeño todavía. En una de las cartas donde pasaba información se usaba una cita del General George S. Patto, otro analista del FBI reconoció a Hanssen como uno de los que usaba esa cita en la oficina.
Al darle el nombre el otro agente volvió a escuchar la cinta y sí, efectivamente, reconoció a Hanssen: ya tenían a su topo.
Con este dato todo coincidía, lugares, momentos, fechas, hasta dos huellas dactilares en una bolsa de los archivos entregados. Era él.
Lo pusieron bajo vigilancia y pronto descubrieron que seguía brindando información a los rusos así que, para tenerlo cerca, lo ascendieron y le dieron un nuevo trabajo en Diciembre de 2000 supervisando la seugridad informática del FBI. En Enero de 2001 le dieron una oficina y un "asistente" que sería el espía del espía, obviamente.
Eric O'Neill, el falso asistente, era un agente joven que pronto notó que Hanssen usaba todo el tiempo una Palm III para guardar información. En un momento de descuido de su "jefe" descargó la información de ésta y se la envió a los investigadores. Ahora lo tenían con pruebas y todo.
La suerte Hanssen llega a su fin
Para estos días Hanssen ya sospechaba que algo andaba mal y hasta le pidió a un amigo si había lugar en su empresa informática para cambiar de trabajo.
La razón para darse cuenta era que su nuevo trabajo lo había alejado completamente de su antiguo acceso a información importante, era un trabajo que podía hacer cualquiera, no un especialista en contraespionaje.
En su última carta a los rusos explicaba esto, la misma que el FBI interceptó.
Aun con toda esta obviedad sobre su cabeza intentó una vez más entregar información el 18 de Febrero de 2001. Dejó una marca de cinta en un cartel en un parque, la señal para sus jefes rusos, siguió su rutina, dejó un sobre en un lugar indicado y ahí mismo lo arrestaron.
Tan sólo dijo "About damn time." (ya era hora).
A Hannsen lo acusaron de 13 cargos por espionaje, su condena sería la muerte si no fuera porque rápidamente se declaró culpable. En 2002 lo condenaron a 15 cadenas perpetuas consecutivas sin posibilidad alguna para pedir clemencia ni salir antes (cuac).
Desde ese entonces está confinado en una celda durante 23 horas en la renombrada cárcel de máxima seguridad de ADX Florence, rodeado de múltiples terroristas internacionales y nacionales, mafiosos, asesinos y de varios "colegas" del espionaje interno como él.
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Comentarios
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y la codicia siempre fue la perdicion de muchos de estos espias.
igual como dicen los mismos de la CIA, siempre hubo excelentes espias que jamas fueron descubiertos.
capaz de aca a 100 años cuando se desclasifiquen se sabra algo.
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Que tonto, cuando si cuando cayó la URSS se hubiera dejado de joder, la hacía redonda, pero estaba enfermo, ya le gustaba demasiado el dinero "fácil",
Tuvo que alegar que en realidad hizo contraespionaje porque tenía un trastorno mental, que sufría de "Trastorno Oposicionista Desafiante" y que en realidad todo lo hizo para que lo atraparan.
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Qué bárbaro. Encima suertudo.
La historia me hizo acordar a dos películas: "Sin salida" (1987), con Kevin Costner (No Way Out, y "The Informant!" (2009), con Matt Damon. La primera es Guerra Fría a pleno, muy buena, y la segunda es sobre un informante empresarial pero absurdamente torpe y codicioso. Lo de Hanssen es como una combinación de los dos.