A caballo por mil kilómetros para salvar su dinero

04/09/2023 - 10:30:00 por Fabio Baccaglioni - 1973 - 11 - En Curiosidades

Estas épocas de bull market y criptos explotando me hicieron recordar a una historia legendaria de un individuo tratando de salvar sus ahorros como fuere.

Su misión era llegar a una sucursal que todavía no se hubiese enterado del quiebre de su banco ¿Podría ir más rápido que un telegrama? 

No, pero sí más rápido que un envío de correo así que de alguna forma tenía que llegar antes...
 

La ciudad de Sacramento, EEUU, se había recuperado en 1855 de incendios e inundaciones y con el creciente negocio de las minas de oro estaba floreciendo económicamente.

Había en ese tiempo cinco bancos  Adams & Co., Wells, Fargo & Co., John M. Rhodes, D. O. Mills & Co., y Harris, Marchand & Co. en una época en la que no existía tanto control federal sobre el negocio y donde los bancos eran muy pequeños.

Estos recibían no sólo depósitos en papel moneda sino en polvo de de oro ya que la fiebre del oro atraía mucho mineral. 

Un día un ganadero llamado Louis Remme depositó unos 12.500 USD que, al día de hoy calculando por inflación, serían unos USD 430.000 de 2022, una pequeña fortuna.

Lo hizo en el Adams & Co. y recibió un certificado por el depósito, esto era suficiente para recolectar ese dinero cuando quisiera. 

Su vida transcurría sin problemas hasta que el 17 de Febrero de 1856 llegó un vapor, el "Oregon", desde Panamá a San Francisco, ciudad donde Remme estaba en ese momento. Pero además de traer 540 pasajeros venían en él malas noticias.

Había quebrado una de las instituciones bancarias más grandes, el confiable Page, Bacon & Co. de St Louis. La sucursal local de San Francisco llevaba 20 minutos abierta cuando llegó el barco y, como era de esperar, se desató un gran pánico para recuperar depósitos que duró hasta las 4 de la tarde. En ese día se retiraron 400.000 dólares de las cuentas, al lunes siguiente continuó pero se había extendido a los otros bancos.

En esa corrida bancaria el Page, Bacon & Co. cerró sus puertas a la tarde para no volver a abrirlas más. A las dos de la tarde del día siguiente el juez del distrito, Delos Lake, se  reunió con el director del Adams & Co. Fue el último en recibir sus depósitos, había quebrado también.

Louis el pobre

Nuestro pobre protagonista, Louis Remme, llegó a Sacramento el lunes y la siguiente mañana llamó al banco para recuperar su dinero. Le dijeron básicamente que habían quebrado, que si quería su dinero debía juntarse con el resto de los acreedores y recibir las migajas que quedaran.

Remme se quedó duro por un tiempo, tratando de asimilar su increíble mala suerte, pero en su cerebro una luz se encendió, sabía que había otro camino para recuperar el dinero, eso o estaba muerto y era oficialmente pobre. Decidió entrar en acción casi sin pensar, sólo actuar.

Le quedaban menos de mil dólares en sus ahorros, el resto se había ido ¿Debía probar suerte con la sucursal de Marysville? Imposible, muy cerca, ya estaban enterados pero ¿Y la sucursal en Portland?

La misma no había recibido las noticias todavía porque no había telégrafo, dependía de los barcos a vapor por lo que todavía estaba a tiempo. ¿Podría llegar allí antes que la noticia?

El problema es que debía alcanzar un vapor que saldría al día siguiente desde San Francisco, mientras caminaba hacia el dique vio que un barco se disponía a zarpar hacia Knights Landing, unas 42 millas de Sacramento, así que saltó a bordo. El barco no podría alcanzarlo en el puerto de salida, pero ¿Qué tal si lo alcanzaba a la llegada?

Sabía que cada milla que podía ahorrar era una gran ganancia así que 42 era un número más que satisfactorio, al arrivar tomó un caballo y cabalgó hacia Grand Island donde consiguió otro caballo de un conocido juez. En todo el viaje por el valle de Sacramento pudo pedir caballos prestados a sus amigos personales y no tuvo que pagar nada hasta llegar a las montañas.

Finalmente tuvo que empezar a comprar un cbaallo cada treinta millas porque, quieran o no, los caballos se cansan, se agotan, necesitan descansar mucho luego de un largo trayecto a velocidad.

Por cada caballo debía pagar 80 dólares y no tenía idea si volvería a ver al anterior que dejaba "en custodia", pero no le importaba si debía montar un caballo hasta morir (el caballo, no él).

Luego de pasar por Red Bluff por la noche desayunó en Clear Creek y de allí ya no podía seguir por un buen camino de carretas sino uno estrecho y apenas marcado, era la Cordillera de la Costa de la famosa Sierra Nevada.

Era febrero, invierno en el hemisferio norte, así que las nevadas le impedían ver el camino, aun así mantuvo el paso firme hasta Trinity Center, allí nadie le vendía un caballo, pero un minero se ofreció a prestarle uno si se lo devolvía en dos semanas.

Congelado llegó al valle Scott en seis horas donde durmió hasta el amanecer, comió, cambió de caballo y luego de descender de las montañas encontró las marcas que dividían el estado del territorio. Había llegado a Oregon.

Aun así eso no significaba que estaba libre de problemas, no era un estado consolidado, era un territorio incorporado, mucha tierra virgen y peligros naturales, algunas tribus salvajes y ríos enormes que cruzar.

En Dardanelles compró un caballo fuerte a un granjero irlandés llamada Kavanaugh, cerca de Jump-off-Joe un grupo de seis aborígenes lo atacaron a los tiros, aun así no lograron atraparlo.

Llegó al pequeño pueblo de Winchester donde cambió nuevamente de caballo y luego otra vez en el valle de Yoncalla, dos veces más antes de alcanzar Eugene el domingo y todo bajo una lluvia torrencial. Nada paraba a nuestro héroe en su afán por recuperar su dinero.

Llegó a  Peoria y cruzó el Willamette, cinco días de cabalgata y apenas había dormido diez horas, pero no pensaba descansar hasta alcanzar Portland.

Siguió por los condados de Linn y Marion, a media noche terminó en una casay pagó cinco dólares por otro caballo que lo llevara para Oregon City. El lunes por la mañana Louis cruzó el río y le preguntó al oficial si había llegado algún vapor desde Frisco.

No todavía le contestó, así que él preguntó por la sucursal del Adams & Co.

El último Banco

Louis Remme se encontró con el Dr. Steinberger, el agente del banco, quien regresaba de almorzar. Le preguntó:

“¿Puede cobrarme un certificado de depósito en Sacramento, en su propio banco?”

“Supongo que sí”, respondió el médico. "Cobramos la mitad del uno por ciento de cambio por todas las sumas superiores a mil dólares y el uno por ciento por todas las sumas inferiores".

“Doce mil y medio”, respondió Remme. “Compré una manada de ganado y cuanto más espero para pagarlas, peor me siento”.

El doctor inspeccionó el certificado y luego de ver la firma de W.B.Rochester, el agente de Adams & Co. en la central de California, no tenía dudas de que era genuino. Le contó el dinero a Remme.

Louis fue a un hotel, contrató habitación, dejó el dinero en la caja fuerte y volvió a la sucursal.

“Será mejor que te salves”.

"¿Qué quieres decir?" preguntó el médico.

“Quiero decir que su banco ha quebrado y todo está embargado en San Francisco y Sacramento. He viajado desde Sacramento desde el martes al mediodía y maté una docena de caballos, más o menos. Descubrirá que tengo razón cuando llegue el vapor.

"¡Ridículo! También se podría hablar de que Page, Bacon & Co. fracasaron”.

"Bueno, ellos fracasaron primero, y eso fue lo que inició la corrida en su banco", replicó Louis.

"¡Bah! Ahora sé que estás loco”, se burló el médico.

Se oyó luego el ruido de un disparo viniendo desde el río, allí vieron los dos mástiles de un bergantín que se acercaban a la ciudad, el buque era el Columnia y su capitán Dall, justo antes de amarrar un agente entregaba una orden de embargo para el banco Adams & Co. a instancias del contador del mismo vapor: éste tenía 950 dólares congelados en el banco!

Después de eso ningún depositante recibió nada más, los bancos locales que no estaban atados a éstos lograron sobrevivir la corrida, pero la ciudad recibió un shock violento de todos modos.

Louis, quien era de origen francés canadiense, había recorrido unas 665 millas, unos 1054 kilómetros en sólo 143 horas (sólo durmiendo diez), de Knight´s Landing a Portland, sufriendo el terreno, el invierno, los indios con ganas de sacarle lo que llevara y al banco quebrado.

Fuentes: 1, 2, 3