El descubrimiento de Neptuno es una de esas geniales historias de la astronomía de cuando ésta se estaba estableciendo firmemente gracias al cálculo y las leyes de la física.
Lo es porque Neptuno fue matemáticamente predicho, es decir, ese planeta DEBÍA estar allí, no es que lo vieron y listo, nadie sabía donde mirar pero la combinación de fisica, matemática y astronomía daba un gran paso con esta predicción.
Y con predicción no me refiero a adivinanzas ni suposiciones sino a ciencia pura.
Urano había sido descubierto por William Herschel en 1781 luego de muchas observaciones y confirmaciones relevando datos y consultando a otros astrónomos.
Para 1845 el planeta ya casi había dado una órbita completa desde el descubrimiento de Hershel y algo no cuadraba completamente, su órbita no era perfecta desde el punto de vista de la mecánica newtoniana.
Esto se podía dar por dos factores, uno algo que no tendrían idea hasta dentro de un siglo más adelante (relatividad) o porque había algo más allí que le agregaba ese condimento extra a la órbita de Urano: otro planeta.
Varios se dispusieron a calcular dónde debería estar aquél planeta misterioso, en 1845 tanto Urbain Le Verrier en Paris como John Couch Adams en Cambridge.
Fue Le Verrier quien llegó primero a un número y con las ecuaciones de éste enviadas por correo el astrónomo alemán Johann Gottfried Galle, asistido por Heinrich Louis d'Arrest, en Berlín. Es que los astrónomos franceses no estaban interesados en las ideas de Le Verrier y éste se cansó de escribirles.
Galle encontró allí, el 24 de Septiembre de 1846, donde las cuentas de Le Verrier decían que debía existir un planeta, un tenue punto de luz con apenas un grado de diferencia. Sólo a partir de sus cálculos.
D'Arrest le confirmó a Galle algo más, comparando con un mapa estelar creado meses atrás y con la posición nueva de este punto de luz pudieron corroborar que se trataba de un planeta y no de una estrella más. Lo llamaron Neptuno.
Adams había llegado al mismo resultado más o menos para el mismo tiempo y, como la historia siempre pretenden escribirla los británicos, casi que se quieren quedar con el reconocimiento pero primero fue para Le Verrier quien recibió la medalla Copley en 1846 por su cálculo y Adams obtuvo una dos años después.
Una diferencia importante entre los cálculos de Le Verrier y Adams es que los del primero eran muy detallados incluyendo toda la órbita, la masa del planeta y muchos detalles que Adams ni siquiera se había molestado en analizar. Para muchos historiadores modernos ha sido un intento británico de robarse Neptuno para su gloria propia pero, por suerte, sin éxito. Todo se lo debemos a Le Verrier.
Más allá de la controversia entre astrónomos lo importante fue que el cálculo, combinado con la observación detallada, había podido ser usado para predecir ni más ni menos que la existencia de un planeta.
17 días después del descubrimiento, ni lento ni perezoso, William Lassell lograba observar su luna Tritón. La única con una órbita retrógrada en el sistema solar.
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09/03/2022 - 14:27:05
Muy interesante la nota.
Por otro lado, como tira la sangre pirata, Inglaterra y si necesidad de apropiarse de todo. 
En la era de avances tecnológicos del siglo XVII a XX al parecer tenían una necesidad imperiosa de mostrarse como los únicos, los primeros, los mejores. Hay decenas de intentos semejantes de apropiarse de los adelantos de otros. Los EEUU hacían lo mismo, a Edison le atribuyeron más inventos que a nadie y la mayoría eran de otros, como el cine.
09/03/2022 - 20:01:19
Seguro que en cuanto se supo, todos los astrólogos descartaron las cartas natales hechas y devolvieron los importes cobrados a sus clientes, no?
Recalculando....
10/03/2022 - 17:35:08
"La única con una órbita retrógrada en el sistema solar."
La única descubierta hasta ese momento. Ahora conocemos muchas lunas retrógradas más. Júpiter y Saturno tienen varias de ellas.
P.D.= Fabio, muy buena nota. Me encantó leerla.
