Muy bueno!
Conexiones: de Roma a Shakespeare
Hola, soy Gustavo Fuentes, aunque todos me dicen Guty, tal vez me recuerden de blogs como Dalgrev o Consolados o de mi cuenta en Twitter.
Hechos los chivos y aprovechando que el dueño de casa anda de joda por el viejo continente, vengo a prender las luces y retirar la correspondencia de la puerta, mientras meto un postito propio.
No podía dejar pasar la oportunidad e invitación de Fabio para publicar acá y que un texto mío sea leído, o al menos visitado, fuera del círculo de amigos, familiares y conocidos, así que ahí les va.
Cuando era chico (hace varios años), recuerdo que veía un programa tipo documental, bastante nardo, llamado Conexiones en el que el presentador, un pelado de anteojos de nombre James Burke, arrancaba con un hecho, invento o descubrimiento y mediante diversas relaciones, que por lo general se daban de modo secuencial a través de varios momentos históricos y geográficos, revelaba como esas conexiones terminaron influyendo en la en la vida y sociedad moderna.
A modo de pequeño, pedorro y humilde homenaje, este post intentará vincular varios acontecimientos, ideas y momentos históricos para terminar con algo que es bastante conocido por todos, o al menos por la gran mayoría de los visitantes de este blog.
Y arranquemos con algo clásico como el imperio romano y su lucha, interna y externa, por mantener un estado monstruoso. Y cuando digo monstruoso no me refiero tan solo al tamaño de sus últimos tiempos de gloria antes de la decadencia, sino también a las enormes dificultades que significaban administrar una república-imperio donde convivían todo tipo de religiones, idiomas y tradiciones, que se iban sumando a las romanas.
Ante las continuas invansiones bárbaras, los romanos debieron arreglárselas de cualquier modo para proteger sus límites, valga como ejemplo el famoso muro que el emperador Adriano hizo construir de un lado al otro de Britania (hoy la isla de Gran Bretaña), para separar el territorio romano del dominado por las tribus que habitaban al norte, conocidos como Pictos que les hacían la vida imposible a ciudadanos de Roma.
Pero no fue este el único límite que el imperio romano instaló para demarcar su territorio. Ya en el continente, más precisamente en la zona conocida como Germania, se instauraron otras fronteras, no tan manifiestos como una muralla pero sí claramente diferenciables, como el cauce de ríos y cadenas montañosas, como en el caso de los limes de Germania Superior y de Recia.
Aún con todas las fronteras establecidas, los romanos no pudieron evitar otro tipo de invasión, menos violenta pero mucho más difícil de controlar: la cultural.
Así fue como las tradiciones y leyendas germánicas y británicas lograron colarse por un lado u otro del imperio romano y, de un modo análogo a lo que sucede hoy con Internet, se viralizaron por todo su territorio, llegando de una punta a la otra. De esta manera, Roma que se encargó de conquistar y absorver a varias culturas para imponer la suya, terminó divulgando aquello que originalmente deseaba eliminar.
Ya puestos en Roma como divulgador de culturas ajenas, no temo equivocarme al afirmar que el cristianismo es uno de los mejores ejemplos. Esta religión, nacida como poco más que una secta, perseguida en sus orígenes, terminó imponiéndose al punto de ser Roma el head quarter (?) de la misma, donde el catolicismo (una de las ramas del cristianismo) tiene su santa sede.
Pero la imposición religiosa, ya con el cristianismo en escena, no fue algo que se inculcara siempre de manera pacífica y gradual, como pasó en Roma. Basta con leer un libro de historia y repasar las cruzadas o la conquista de América para darse cuenta.
Ante este tipo de situaciones, los pueblos originarios tenían tres opciones (aunque los conquistadores solo les dieran dos): resistían y se negaban a tomar la religión y culturas invasoras, con resultados a veces catastróficos; las asimilaban como propias, olvidando su pasado a cambio de un futuro; o la tercera alternativa, que no estaba contemplada inicialmente pero que fue la más optada, aceptar la nueva cultura, con su religión y costumbres, sin renunciar a las propias. Esto se daba de varias maneras, por ejemplo, mezclando la religión original con la nueva, agregando detalles modernos a las leyendas épicas heredadas de antaño.
En este marco podemos encuadrar el poema épico medieval de origen germano El cantar de los Nibelungos, en el que se relatan las aventuras de Sigfrid, un héroe bien macho, al viejo estilo. Sigfrido es un héroe que aparece en la mitología nórdica, que se vuelve invulnerable al bañarse en la sangre del dragón Fafner, que custodiaba el tesoro de los nibelungos. Para su desdicha, al momento de sumergirse en su baño de invulnerabilidad, una hoja de tilo cae en su espalda aislando esa zona de la sangre del dragón, lo que a la larga será la razón de su muerte. Es inevitable mencionar la similitud con otro héroe invencible: Aquiles, cuyo talón era el único punto débil, donde precisamente Paris acabo ensartándole una flecha durante la caída de Troya. No sería de extrañar que la mitología nórdica se haya visto influenciada por la griega de manera transitiva, mediante la romana, aunque esto es solo especulativo.
Pero volvamos por un momento a los nibelungos. Según la mitología nórdica, el enano Andvari vivía en un río y poseía un anillo con poderes que le sirvieron para acumular una basta riqueza. Loki, el dios, se lo arrebató por lo que Andvari lo maldijo diciéndole que el anillo solo traería muerte y destrucción a quien lo poseyera.
Así fue como Loki devolvió el anillo a los enanos, a quienes les correspondía por derecho, estos lo conservaron junto con los tesoros que extrajeron de la tierra hasta que los príncipes nibelungos se cruzaron con Sigfrid, quién pasó a convertirse en el dueño del anillo hasta que se lo entregó a Brunilda, que terminó suicidándose luego de traicionarlo.
En la leyenda nórdica existen elementos que se repiten en culturas diferentes, como el dragón, celoso guardián de tesoros que se pone como loco cuando alguien amenaza con tomarlo; el tesoro mismo, que acarrea grandes desgracias a su poseedor y muy especialmente la tragedia derivada del amor, que deriva en traiciones y venganzas, terminando con la muerte de los amantes.
Es posible trazar un paralelismo entre estos elementos mencionando otra leyenda mitológica clave en la cultura anglosajona, como Beowulf, otro poema épico cuyo origen exacto y autor/es se desconocen.
Beowulf, de origen escandinavo, es un héroe sin miedo, capaz de enfrentarse a ogros, dragones y diversos seres sobrenaturales armado solo con sus propias manos, como se puede leer en canto primero de la epopeya, aunque lo que más nos interesa en este momento es lo acontecido en la parte final. En el último canto, se relata la lucha de Beowulf contra un dragón que ataca a su pueblo enfurecido porque alguien ha tomado una copa de plata y oro que era parte del tesoro que custodiaba en su cueva.
Con todo lo mencionado, algunos habrán adivinado hacia donde me dirijo, pero por las dudas hagamos un repaso de algunos puntos:
- Elementos de varias culturas ligadas.
- Leyendas mitológicas.
- Dragones guardianes de tesoros.
- Héroes salvadores del pueblo.
- Un anillo poderoso que destruye a su poseedor.
Listo, no hace falta ser muy avispado para que el nombre de Tolkien surja casi naturalmente. Y con esto no pretendo minimizar la creación de JRRT, sino todo lo contrario. Soy un eterno agradecido a tipos como Tolkien o Borges, a quienes por su influencia, les debo el haber descubierto varios autores e historias de las cuales desconocía su existencia.
Como leí en algún sitio, considero a Tolkien uno de mis autores llave, esos que abren puertas al descubrimiento de otros. De la mano de Tolkien conocí la mitología nórdica, leí Beowulf y El cantar de los Nibelungos, porque quería conocer el origen, los cimientos en los que sustentó su mitología desarrollada en El Señor de los anillos, El Hobbit y, más exhaustivamente, El Silmarillion.
Fue entre Tolkien y Asimov que despertaron mi curiosidad por alguna obra de un referente indudable de la literatura universal como William Shakespeare, más precisamente por aquellas que tocan algunos temas fantásticos como Sueño de una noche de verano o Hamlet.
De hecho, el mismo Bardo de Avon, como se lo conocía, debió afrontar el riesgo de tratar ciertos temas urticantes en lo concerniente a política y religión, recurriendo a la sátira o disfrazando los personajes para no hacer referencia directa a sus detractores; como en el choque de culturas que mencionaba al principio.
Curiosamente, la autoría de las obras atribuídas a Shakespeare se ha puesto en duda desde hace rato, existiendo varias teorías y candidatos a adjudicarse los textos que hoy son clásicos.
Uno de ellos es quien fuera el XVII Conde de Oxford, Edward De Vere, un instruido cortesano de la época isabelina, amante del teatro, mecenas de varios autores y compañías de la época en los cuales gastó gran parte de su fortuna.
De Vere heredó los bienes de su padre, quien fuera el XVI Conde de Oxford, pero sus posesiones pasaron a manos del estado, siendo administradas por Sir Willliam Cecil, que era el Secretario de Estado durante la regencia de Isabel, del cual, el joven Edward pasó a ser su discípulo.
En casa de William Cecil, De Vere tuvo de tutor a Lawrence Nowell, un cartógrafo y anticuario que trabajaba para Cecil. Gracias al patrocinio de este, Nowell llegó a hacerse con el único manuscrito completo del códice que hoy lleva su nombre, en el que está incluído el poema de Beowulf, del cual es el propietario más antiguo del que se tienen registros y a quien le debemos su preservación.
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Comentarios
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Después te leo, pero me puse de pie ante la mención de Conexiones, el amigo Danbat me los pasó en DVD hace años y todavía no me pude sentar a darme una sobredosis.
Hay un documentalista alemán cuyo nombre no recuerdo ahora que usa la misma técnica, parte de una huevada y te termina explicando cómo se conecta con la fabricación de Napalm (que dicho sea de paso era fabricada por gente que no sabía lo que estaba fabricando porque cada uno veia solo una partecita).
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Interesante texto Gus.
Me acuerdo perfectamente de "Conexiones" y creo que le has hecho un muy buen homenaje!
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Si Guty, yo tengo 46 y me acuerdo del programa (lo pasaba canal 7 los sábados tipo 5 de la tarde, año 1985 ú 1986), y se reunía toda la familia para verlo. Acá en argentina se lo llamo "Relaciones", mas allá de su título en inglés que es como lo recordamos ("Connections" y por TV abierta sólo se vió la primer temporada, grabada en 1976.
Hubo otras 2, con 10 años de diferencia entre cada una (aprox.), pero no se pasaron por TV abierta. Sé que se pueden conseguir en DVD, pero no se si con traducción al español.
Sería una buena serie para pasar en Encuentro, que a veces tiene en su programación ciertas joyitas de la BBC. Hace unos años vinieron de la BBC a filmar partes para un documental acá a Trelew, y viendo con el profesionalismo que laburan los tipos, uno entiende porqué hacen documentales de la hostia (a mi gusto, mucho mejores que los de NatGeo o Discovery)
Gracias por el post!
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Pasé a leerte Guty y no me arrepiento para nada, si bien no le dedico tanto tiempo como vos a la lectura, tenemos gustos muy parecidos.
Sigo diciendo que en algún momento quiero ver algo tuyo publicado. Tenes buena redacción y cierta facilidad para no hacerlo aburrido.
Abrazo!!
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Sergio Berton dijo:
Pasé a leerte Guty y no me arrepiento para nada, si bien no le dedico tanto tiempo como vos a la lectura, tenemos gustos muy parecidos.
Sigo diciendo que en algún momento quiero ver algo tuyo publicado. Tenes buena redacción y cierta facilidad para no hacerlo aburrido.
Abrazo!!
Muchas gracias amigo.
Tal vez algún día me anime a escribir en serio o recopilar lo que ya está por ahí. BTW, en mi casucha puse algo más literario hace unos días.
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aguante "Relaciones", qué gran serie de divulgación!
suscribo en un todo la descripción de eduardo de trelew, efectivamente a mediados de los ochenta pasaban este programa los sábados a la tarde (yo lo veía en casa de mi abuela paterna) por el canal estatal provincial. lindos recuerdos!
un saludo cordial desde trelew,
rodrigo.