19/08/2008 - 10:36:49 por Fabio Baccaglioni
- 7101 - 43 - En Curiosidades
Esto que les voy a contar sucedió en dos etapas, primero hace más de 20 años, segundo ayer mismo a la noche. Resulta que de mi infancia me quedaron muchos buenos recuerdos pero un par que no lo eran tanto, como todo niño las vergüenzas a la exposición, las mujeres, la burla y todo eso son motivo suficiente para escondernos debajo de una alfombra o quedar medio locos. Sin llegar a trauma todos terminamos esa etapa y pasamos a la siguiente más cruel todavía, la adolescencia.
Pero en esa primer etapa me habían quedado dos cosas pendientes, dos cosas malas que había hecho, que mirándolas a lo lejos eran ridículamente inocentes, pero para ese niño que yo fui eran un problema sin resolver.
El primero de los casos fue el "robo" de un chicle, jodido el pibe, futuro de delincuente, se lo robé a un compañero de mi hermano en "venganza" porque se peleaban, es decir, tratando de hacer justicia para mi hermano robé ese bazooka. Miren que pelotudez dirán, este tipo está "endrogado", pero es verdad, me acordaba de mi primer (y casi único) robo, un puto y simple chicle. Unos 15 años después mi hermano amigo de su ex enemigo, si, así son las cosas, y estaban en casa reencontrados luego de tanto tiempo y aproveché para perdirle disculpas por chorearle el chicle, se cagó de risa obviamente, pero yo me sentí satisfecho, como estúpidamente realizado, totalmente inocente y naivë, pero no entiendo porqué eso me sirvió (para nada, pero me sentí cómodo al haberlo dicho).
Pero había otro caso más "traumático" para el yo infantil que me quedaba por cerrar, era un caso más infantil todavía, resulta que un día había una compañerita que me dijo algo agradable, yo tendría unos 9 años, un niño muy niño y muy retardado, yo considero que hasta era levemente autista en esa época (poca autoestima? no! realmente creo eso
). Pero claro, tan tímido y vergonzoso resulté que mi reacción fue insultarla hasta hacerla llorar, típico de niño.
Cada vez que esa chica me miraba me daba vergüenza, hasta que un día me fui. Me fui a vivir a Bariloche y nunca más volví a ese colegio salvo una vez en la cual me reencontré con varios de esos compañeros, pero ya no era lo mismo. Lo que me había quedado pendiente era pedirle disculpas a esa dama ¡que poco caballero! claro, en esa época ni sabía de que se trataba, pero con el tiempo recordaba lo mal que había tratado a la primer dama que me había dicho algo agradable. ¡que mal tipo!
Así que años después, google mediante, dije "existirá todavía?" y la busqué, resultado negativo, probablemente ni usaba internet, es lógico, mucha gente no pone su nombre aquí, como mucho un mail, pero no son tan caretas como para poner un blog con el nombre propio
Pero ayer dije "y si busco en faisssbuk?" y allí estaba, ¡la encontré! ahora bien, probablemente fuese ella (más bien, la reconocí y me pareció extremadamente enfermo reconocer a alguien luego de tanto tiempo), piensen que 20 años hacen que uno se vuelva irreconocible, así que le mandé un mensaje y me confirmó la realidad. ¿que mierda hago ahora? ¿como pido disculpas?
Bajo riesgo de que creyese que yo era un freak psico killer serial que venía coleccionando cabezas de sus ex compañeros infantiles le pedí mis disculpas en un mensajito. Creo que cuando lo leyó debe haber pensado seriamente quien cuernos era ese loco que le estaba pidiendo disculpas por algo que no recordaba y que había sucedido 20 años atrás. ¡Pero lo hice!
¿Que importaba lo que piense? mi misión estaba cumplida!
así me deshice del segundo y último trauma estúpido de mi infancia que me recordó a esa película de mierda "
Flores Rotas" pero con final feliz y sin tanta complejidad ni escenas aburridas. Me sentí realizado con poquísimo
Por suerte ella se lo tomó con mucho humor y hasta encontré a otro compañero de esa escuela en Facebook, ¡para algo servía después de todo!
Si te gustó esta nota podés...
19/08/2008 - 10:49:25
.
)
