15/06/2006 - 10:58:56 por Edwin
- 14087 - 52 - En Cocina
Esta de moda hacer publicidades estilo “amables-catastróficas” en donde padres preocupados, doctores preocupados y conductores de noticiarios preocupados explican que nuestros hijos morirán esta misma noche irremediablemente...
A no ser que ingieran alguno de estos nuevos vómitos lácteos recargados de minerales y bacterias que milagrosamente harán que crezcan sanos y a salvo de enfermedades mortales como el escorbuto, la pelagra, sarnilla anal y Dios sabrá que diablos mas... Esto es porque las usinas lácteas, eufemismo para esas empresas que transforman la leche en decenas de subproductos todos iguales salvo en el saborizante y colorante, deben aprovechar hasta el ultimo y misérrimo gramo de leche y enchufarselo a los desprevenidos padres que ven La Sombra de la Muerte en cada comercial.
Nota original Aqui
Por supuesto que para que no pierdan sus hipotéticas propiedades nutritivas -después de tantas y tantas destilaciones y operaciones alquímicas- le arremeten con decenas de minerales y vitaminas, bacterias, amebas y rocas extraterrestres ricas en minerales exóticos que promueven el desarrollo del apéndice caudal y otras vejigas naturales.
El resultado es que cada vez se comen mas cosas extravagantes, chiquitas y mas artificiales que nunca. Basta leer los rótulos de estos alimentos. Suelen contener gelificantes, saborizantes, colorantes, aditivos (minerales y cosas que se caen en la batea) edulcorantes, endulzantes tipo JMAF (esto no es la onomatopeya de escupir en la batea sino el acrónimo de jarabe de maíz de alta fructuosa) y con alguna suerte y si están descuidados algo de leche. Con el resultado obvio: para comer el engrudo hay que pagar mas.
El contrasentido es que la leche se adquiere por monedas en los tambos, sometidos a esta especie de Dictadura Láctea donde les someten a rigurosos controles sanitarios pero también a una sutil coacción que da por resultado un sistema del cual es difícil lograr equidad en el precio de venta. Por otra parte en las góndolas los lácteos no son económicos. Sino fíjense en los precios de los quesos, yogures, cremas, mantecas y leche. Son desproporcionados para un país que es un gran productor de leche; pero para consolarnos también ocurre con la carne, la pesca y la comida en general. Lo obvio es evidente: en este país, “granero del mundo” se produce para exportar y al mercado interno lo apalean con los precios que se cobran al exterior. Injusto y criminal que se padezca hambre en estas tierras. Casualmente Corrientes es dentro del esquema de la República bananera Argentina la provincia mas pobre con una tasa que supera el 56% de personas indigentes. Curioso porque esta provincia es muy rica y fértil. No se puede decir que lo que falte sea la comida y sin embargo es así.
Es cierto que somos el “granero del mundo”, pero solo en el sentido que nos salen a nosotros en el culo. Volvamos a la diarrea láctea.
Recuerdo hace apenas veinte años cuando los yogures venían en frascos de un litro, eran auténticos yogures que solo contenían leche, frutas y azúcar. Luego vinieron los potecitos y ahora dedales enriquecidos con plutonio y kriptonita. Igual que la leche, ya no es mas que un eufemismo llamado “leche fluidificada”, algo así como el pariente industrializado de lo que vendía el lechero adulterado con agua. Esta tendencia, una suerte de alquimia al revés es decir en lugar de transformar el plomo en oro, trasforman el oro en mierda, es en gran parte culpa de la llamada “ingeniería de alimentos” un eufemismo para crear bajos costos sacrificando calidad. Las cremas de leche no son cremas, suelen ser un engrudo con un agente que le da la consistencia cremosa (un gel) y a ello se le agrega la crema de leche si hay suerte, porque normalmente son otros derivados lacteos. Tambien ocurre con los otros productos de consumo familiar, si nos tomamos el trabajo de leer los rotulos veremos que los jugos no son jugos, salvo en un 10% El resto es agua, jmaf y cosas, pero si vamos a los jugos en polvo hay algunos que rozan la estafa, como uno (que no daré el nombre) que en la etiqueta menciona que es jugo y en la composición son todos, el cien por ciento, elementos químicos, No hay ni siquiera ese 10% mentiroso de jugo de algo liquido o disecado que según el Código Alimentario Argentino indica como necesario para que se llame jugo.
Pero lo mas terrible de todo es la actual ola de comerciales-psicoticos en donde con cierto apremio acusan a los padres de la posibilidad de mal alimentación cuando precisamente lo que se esta promoviendo es exactamente una mala alimentación. Dejemonos de joder y en lugar de tantos minerales y porquerías adicionadas hasta al agua mineral, consumamos comida. La vieja y sencilla comida que solamente requería cocinarla partiendo de principios mas o menos saludables: vegetales, carnes, lácteos, huevos verdaderos; pero claro, estamos en la era de la mediocrecracia y mediocracia y la gente no posee ya esa vocación de elaborar sus alimentos cada día, como lo hacían nuestras abuelas.
Finalmente deseo cerrar con un pensamiento simple: “uno es lo que come”. Si se consumen porquerías, eso seremos. Amen.
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15/06/2006 - 11:33:19
(a falta de careto gustoso meto este que al menos está sacando la lengua) 
