Briosa tarde de cabalgatas

"Pinta y Mancha", dos caballos criollos, recorrieron toda América de arriba a abajo en el año del moño y pasaron a la historia; la cinematografía nacional inmortalizo seguramente al lado de Enrique Muiño (ver foto debajo) al caballito criollo, ese de la poesía que dice “caballito criollo de galope corto y aliento largo” ¿O era al reves? Lo cierto es que el caballito criollo o pony (uno u otro se sobrentiende)no deja de ser algo que fascina al hombre sea de ciudad o de campo. En la peatonal de Corrientes, la calle Junin, esta Dario y junto a él su pony. Y Dario sonrie, beatificamente.
Nota original Aqui

Dario esta en la peatonal, lo sabemos porque los carteles así lo afirman, pero esta foto bien podría tener por epígrafe “una calle de Falluhah” o algo así, pues el bombardeo de los iraquies o yanquis casi no difiere de la cuadrilla municipal que prolijamente esta levantando desde hace meses el pavimento para terminar de reconvertir una calle comercial y anodina en una peatonal comercial y anodina. Solo la plaza nueva en el extremo “lejano oeste” de la arteria la salva de ser un rejunte de comercios mas o menos parecidos a los de la calle Florida en el Ombligo del Mundo. El extremo este, el “lejano oriente” es la plaza Cabral, de la que ya he hablado en un articulo anterior.

Dario, ajeno a todo esto sonríe con beatitud. Hace su pequeño comercio con su caballito manso disfrazado de mejicano con sus arreos de fantasía y un enorme sombrerote de mexicano de película que suele estar colgado pero que hoy no esta visible por estar del otro lado de la fotografía. Dario sonríe y piensa en sus cosas. Le pedimos permiso para fotografiar al caballito y accede sin mayores inconvenientes. Intercambiamos algunas frases sobre fotografía y le cuento que colocare este articulo en el blog y se sonríe. Dario vive de pasear gente en su caballito, niños, y de la fotografía polaroid que les saca. Una ilusión y una imagen por unos pocos pesos. Dario vende intangibles, la felicidad de una tarde infantil con el recuerdo que amarilleara por años venideros de cuando “subí al caballo” y su papa o mama serios mirando que no se caiga, pues los accidentes son imprevisibles y para una madre siempre mortales, si señor... Como las corrientes de aire de nuestras abuelas o el sereno de la tarde (si estas agitado).

Pero difícilmente se podría alguien caer de un pony que es la mansedumbre en cuatro patas, peludas y con ojitos apenas visibles detrás de pestañas mas largas que chiflido de anima. El caballejo, responde Dario a una pregunta de Silvina, es de Buenos Aires. No me sorprende demasiado, pues recuerdo a un haras que camino a La Plata, desde Brandsen, crían caballos enanos. Deben ser muy histéricos, me dice Silvina, como los perros chihuahuas o los pequineses. Con la ventaja que los podes silenciar de un alpargatazo, agrego siempre benevolente con los cuzcos sean perrunos o caballunos. Pero la briosa cabalgadura de Dario dista mucho de padecer alguna neurosis. Mas bien padece una variedad de catatonia que se evapora por unos breves instantes cuando da tres o cuatro pasos y la chiquilleria asustada prorrumpe en gritos de pavor, luego de audacia mientras el caballito azota el aire con su cola espantando una mosca. Lastima que no den mas el Zorro con Gary Williams, el verdadero, no esa mala copia de Banderas que parece una cabra en celo. Me digo que eso estimularía un poco mas la imaginación de estos chicos, pues los escasos trancos del caballito son piruetas mortales para los niños, sus madres y tías. Los padres bostezan y Dario sonríe con beatitud.

Soy una desgracia, le comento a Silvina, pues podríamos sugerirle a Dario que alquile a “Tormenta” (así lo bautice pues dudaba entre Sultán y este nombre, pero Sultán es de perros y el equino aunque enano no deja de ser caballo) para que los bancarios aburridos puedan transitar por la peatonal Falluhah rumbo a sus trabajos y tener algo emocionante que contarle a sus nietos algún día.

La compasión de Silvina inunda la tarde, ignoro si a la pobre bestia de carga o al caballito. Dario sonríe con beatitud. Nos estrechamos las manos y descubro que es evangelista
-Dios los bendiga- nos despide
Eso explica todo. Que sonría con beatitud y que además sea un buen tipo. En la tarde agonizante de la peatonal, un chico señala al caballito y le dice a su mama “¿Puedo?” soñando quizás con lejanos héroes que nunca conocerá como el Cisco Kid, El Zorro (de Gary Williams, no el afeminado de Banderas) y El Llanero Solitario...

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Comentarios

  • Nadia     31/03/2006 - 14:15:13

    Excelente post Edwin, eres sin duda un gran escritor de crónica social.

  • Laura     31/03/2006 - 16:58:42

    Mientras no sea escritor del diario Cronica... Guiño

  • edwin     03/04/2006 - 08:56:09

    jajajajaja! Crinica diria "Caballo infernal pisotea viceras de niños desnutridos" :D

  • Gustavo     05/04/2006 - 13:29:49

    Los caballos que recorrieron América eran "Gato" y "Mancha", sólo por si a alguien se le ocurre buscar info.

  • Gimena     05/04/2006 - 14:48:37

    Che, yo tenía entendido que los caballos se llamaban Gato y Mancha....de Pinta no tenía novedad

  • edwin     06/04/2006 - 09:35:18

    Es correcto, es Gato y Mancha, pinta era la carabela Guiño

  • Silvina     10/04/2006 - 08:08:28

    Entonces los trajo Colón?..o el viaje fue: Puerto de Palos-Argentina sin escalas??

  • Julio     06/07/2006 - 14:35:59

    Quiero conseguir el poema completo que Belisario Roldán escribiera a estos dos "GRANDES" caballitos... ¿Me podrán ayudar?

    Muchas Gracias,

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