22/03/2006 - 10:40:43 por Edwin
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El comedor infantil del Barrio Las Tablitas, de Empedrado es casi desconocido aun por los propios empedradeños. Esta ubicado en un barrio marginal o asentadero que debe su nombre a las construcciones precarias hechas con estos elementos: tablitas de aserradero. En este comedor los chicos durante el fin de semana, cuando no funcionan los comedores comunitarios ni escolares, toman la leche y comen su almuerzo. Este esfuerzo de Norma y otras señoras del barrio cuenta con el apoyo de un par de verdaderos funcionarios que sin hacer “bombo” proveen de recursos a este lugar sin que sea de dominio mediatico y ni siquiera la usen como recurso político. Es que en algunos lugares existen personas de bien, ciudadanos y representantes, que verdaderamente creen y practican la justicia social. Este articulo no va a hablar de ellos, los funcionarios o las ciudadanas; hablara de ellos, los chicos que el sábado 18 de marzo festejaron su primer año, todos juntos y bulliciosamente
Nota original Aqui
El fin de semana ha llegado y con el, la fiestita. En un patio de tierra con un cobertizo al aire libre y una pequeña habitación en la que por los resquicios de las tablitas se filtran las ventoleras, el calor, el frío, los bichos y las miradas curiosas de los chiquilines, se esta preparando “la chocolatada” espesa y llena de nata en sendas ollas calentadas por la leña que arde haciendo lagrimear los ojos y ahumando por igual a agasajados y agasajantes.
Es que el comedor de Las Tablitas festeja su primer año. Con globos (pocos) leche chocolatada y facturas grudosas de crema pastelera (de esas que es imposible no salir enmelado hasta el apellido) los chicos aguardan tranquilos pero impacientes mientras hacen algo mas que vital e importante: socializan entre ellos. Los chicos por un lado, armando bulla, y las niñas por otro, mas silenciosas y furtivas.
Los chicos están jugando a las bolitas. El jugador apunta la “lecherita” hacia las “paraguayas” y tira. Enseguida se desata la discusión sobre si el tiro fue valido o no. Cada cual opone sus argumentos con calor hasta que finalmente se ponen de acuerdo. En el suelo, las posiciones de las bolitas de vidrios coloreados guardan una precaria “pax Correntiniensis” acordada hasta que pasa alguien y de un movimiento de alpargatas desbarata la estrategia y el mapa de bolitas que se desparraman aleatoriamente. Se arma revuelo y nuevamente se discute “-No hagas mula-” dice uno ofendido por la trampa de quien acomoda las posiciones. Nuevos gritos e invocaciones a la justicia en esta tierra (y en el mas allá de las bolitas). Tras arduas y bizantinas negociaciones en las que no han estado exentas las amenazas veladas, los recordatorios de viejos favores u omisiones y también alguna desmesurada pretensión, se acuerda nuevamente la Pax y las bolitas están mas o menos en la posición anterior. Todos están acalorados menos el que ha pateado el tablero, que sonríe malevolamente. El ha quedado excluido del juego por alguna arcana razón. Curiosamente nadie le hace cargos, pues han estado ocupados discutiendo entre ellos. Ya esta acordada nuevamente la cosa y se disponen a jugar, pero el silente, nuevamente barre la cancha con su alpargata bigotuda (por estar desflecada) y nuevamente se arma la batahola. Esta vez liga amenazas directasy algún recordatorio a los organos reproductores de su madre.
Las niñas están mas tranquilas, en apariencia. Hablan de “cosas de mujeres” que jamas oido masculino (entre 8 y 90 años) debe oir: quien gusta de quien y de la escandalosa relación de Itati (*) con un mocoso que como un orangután cacarea y protesta por la injusticias de la vida sobre su bolita que según el nuevo acuerdo acaba de ser dclarada perdida. Itati lo mira con sus ojitos negros y no deja traslucir nada, pero sus amigas lo saben, esta enamorada platónicamente de “ese coso” que obviamente jamas sabrá de estos amores de preadolescente. Entre ellas arman y desarman alianzas no estratégicas, sino sentimentales. Mas de una sostiene en sus brazos a un hermanito menor como si fuera un muñeco o un futuro hijo. Cuchichean y se sonríen cuando la cámara les enfoca dubitativas entre exponerse o el pudor propio de mujercitas. Coquetas al fin, exponen su lado infantil haciendose mutuamente los cuernitos. Todas menos Itati que esta pensando en su amado inconsciente y se forja un idilio de Barbies y Cenicientas; pues la transculturizacion también ha llegado hasta aquí.
Quien no sonríe es Evelin (*). Tiene doce, es casi una adolescente y su cuerpito ya muestra trazas de mujer, pero esta introvertida y trata de ser invisible. En su carita hay un estigma, una malformación que le provoca un hueco en mitad de la nariz en donde deberían estar tabique nasal. Siente vergüenza de los extraños que tratan de no mirarla fijamente para no ofenderla. Mentalmente tomo nota para decirle a Andrés y a Gregorio, concejal y subsecretario de Producción respectivamente, para que vean como poder incluirla en algún plan de salud publica que contemple el tratamiento plástico. Mas tarde se los digo. Me imagino que Evelin por las noches debe sentir el apremio del amor pero también la limitación de esta situación que debe afectarla socialmente y mella su auto estima. Gregorio me confirma que en efecto, a la chica casi no se la ve.
El circulo conspirador de las niñas posee entre 8 y 12 años, pero ya hacen planes dorados y sienten las primeras vergüenzas por descubrirse sensibles al inmutable genero masculino, que sigue ocupadisimo en sus dilemas instrascendentes, hoy las bolitas, mañana el futbol y mas adelante el auto.
El comedor hace una gran labor, porque no solo provee proteínas para el crecimiento físico e intelectual de estos pequeños sino que también los saca de la exclusión y del circulo pequeño, integrándolos en una comunidad mas vasta. No todos están iguales y esa universalidad de matices y situaciones familiares contribuye a crear un ambiente mas amplio y sano para el futuro. Un futuro que con alguna suerte y gracias al avance de las cosas no sea un futuro de sometimiento y sumisión incondicional, como aun se advierte y que es fruto de cuatrocientos años de historia estancada.
Corrientes ha provisto desde siempre al país de carne de cañón, económica y abundante, y eso duele. Los ejércitos de la patria, iniciando con San Martín mismo, fueron integrados mayormente por correntinos, inclusive cuando en el 82 se combatio en las Islas Malvinas. “A los ghurkas vamos a oponerle los cuchilleros correntinos” dijo un exultante militar en esa oportunidad. Y asi fue, cientos de ellos padecieron temperaturas extremadamente frias, hambre y angustia. En la actualidad la expectativa mas ambicionada por un gran numero de jóvenes es integrar las fuerzas armadas: ejercito, prefectura, gendarmería, policía y lo que sea. El correntino medio, de manera inconsciente, desea ser parte del poder como reacción al sometimiento político, social y laboral que sufre desde siempre y esto suele manifestarse en la realidad con un uniforme, un arma y una cahiporra. Pero es solo una ilusión, porque los cuerpos militarizados no otorgan poder sino verticalidad y esto nos habla del psiquismo correntino del promedio que no es demócrata. Simplemente no comprende como puede serlo.
El noble y buen correntino es servicial, amable y aguantador; deliberadamente se ha fomentado desde los antiguos capangas y latifundistas ganaderos y políticos que la sumisión incondicional es una virtud; que el sometimiento humillante es una aspiración que todo buen creyente (pues la iglesia ha ayudado) y que la nobleza de carácter es ser inconsciente de sus derechos como personas. Así es que se explica como los correntinos se han degollado mutuamente y a otros en tantas guerras civiles del pasado, como aun hoy en día hay quienes trabajan sin salario, en poderosas estancias de los dueños de la tierra. Ocurre también que se sienten alterados cuando quienes no predican la mansedumbre a ultranza manifiestan por sus derechos (maestros, peones lo que sea) y permiten políticos que manifiestamente son amos y señores de sus votos sin que ello les reporte mas beneficio que la palmadita cada cuatro años en sus espaldas. Esto también explica porque cada tanto algún correntino harto de todo y todos se desbarranca y asesina a alguien o también voltea algún gobierno. La estabilidad institucional es aun en esta hermosa provincia un bien por alcanzar.
No dejo de pensar, con una sonrisa a flor de labios, en el arquetipo del correntino en las viejas historietas de Garcia Ferre. En “Hijitus” siempre aparecia “El Comisario”. Un gordito bajito con bigotito cuya frase mas destacada era dirigida a los malechores, usualmente Neurus y su pandilla al conducirlos presos “Vamos a repimporotear al calabozo”. Buenazo, servicial y diligente pero autoritario al fin. Incoscientemente todos aquellos que tenemos un poco mas de 40 habiamos adoptado el modelo sutil pero como toda caricatura, reflejo de la realidad al fin. Por supuesto no faltab los “chamigo” “si pue...po” y otras muletillas de estas tierras que aun hoy, cuando las oigo en personajes de los mas variados me retrae a las Aventuras de Hijitus... Lo cual me trae una nueva derivación en esta cuestión: ¿Que pensarán los correntinos del “Comisario” de Hijitus?
Pero este tema no es único ni exclusivo de aquí. Mientras tanto, hoy en esta mañana de sol y pajaros, veo a los chicos jugar y crecer ambicionando que algún día ellos logren ser ser algo mas en la vida que milicos (o que si lo son sea por verdadera vocación de servicio a nuestra patria); que la pobreza solo sea monetaria y la devaluación no alcance a lo espiritual e intelectual. Admiro la nobleza de carácter, la ingenuidad campechana, la socarronería velada, del animo jocundo y sentimental que se empeñan en encubrir y de tantas virtudes que poseen que despiertan el sentimiento de hermandad en esta nación que tanto nos duele a veces. A lo lejos prosigue el bullicio de las bolitas, e Itati mira silente con sus enormes ojitos negros al improbable objeto de sus imposibles amores.
(*) Nombres supuestos.
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22/03/2006 - 11:42:46
