Pepsi, Vodka y Submarinos

18/10/2022 - 10:30:00 por Fabio Baccaglioni - 2151 - 4 - En Humor

Eran los años 70s y Pepsi trataba de entrar en un mercado más que complicado: La Unión Soviética. En plena Guerra Fría no sería fácil pero... ¿Por qué no? Era un mercado inmenso y casi virgen.

El CEO de Pepsi, Don Kendall, se embarcó en la misión de romper el frío de la cortina de hierro para vender el dulce producto gasoso, una tarea memorable considerando que era apenas un empresario contra el superpoder comunista. 

El tema, con estas cosas de los commies, era la forma de pago. Porque si algo le faltaba a la URSS era dinero útil, los rublos no servían en el resto del mundo y Pepsi debía cobrar de alguna forma, y sin dudas que lo hizo!

Coca Cola ya estaba en todos los mercados y era difícil para Kendall lograr expandir a Pepsi sin encontrarse con su mayor rival ya habiendo copado la plaza. Pero la Unión Soviética era un mercado donde Coca Cola no había podido entrar (más allá de ciertos cargamentos para Zhukov sin colorante 🤪) https://www.fabio.com.ar/5597

Kendall había logrado una expansión de 60 países a 120 en apenas seis años como CEO, un logro impresionante, pero para dar un golpe de efecto mayor (a su ego también) la URSS era el lugar indicado.

Durante cuatro décadas Kendall trató de entrar de alguna forma en ese mercado, el problema no era solamente el sistema comunista en lo económico sino en lo polítco. Casi no existían formas de comunicarse abiertamente y vender la idea.

El pitch se pone complicado cuando en la presentación están todos espiándote o conspirando para eliminarte 😁

El primer intento de Kendall fue en 1959 cuando el presidente Eisenhower trató de relajar un poco las tensiones con una exposición en Moscú. En dicho evento el vicepresidente (luego presidente escandaloso) Richard Nixon se encontró con el primer secretario de la URSS, Nikita Khrushchev, y pasearon por los distintos puestos.

Casi como un vendedor de autos Kendall aprovechó su oportunidad

"Tengo dos Pepsis aquí", dijo Kendall. "Este está hecho en Nueva York y este está hecho en Moscú. Me gustaría que probara ambos, primer ministro Khrushchev, y me dijera cuál sabe mejor".

Sin dudarlo Khrushchev dijo que la soviética sabía mejor, un punto para el intento... pero al política volvió a complicar todo durante los 60s. Crisis de los misiles, Bahía Cochinos, asesinato de Kennedy, Vientam, la cosa no estaba para bollos ni para gaseosas.

Pero en 1971 las relaciones volvieron a relajarse un poco, al menos para los negocios, y Kendall tuvo su segunda oportunidad.

Con Alexei Kosygin al mando de la URSS y Nixon en los EEUU hubo una nueva apertura para empresas. Kendall le llevó una lata de Pepsi que escondía una radio dentro y el gesto le divirtió a Kosygin abriéndole la puerta a la negociación. (no se negocia con un ruso igual que con un occidental)

El problema: cómo pagar. Como dije anteriormente, el rublo no valía nada por fuera de la URSS y la URSS necesitaba divisas fuertes para importar tecnología, así que pagar en dólares estaba vedado.

El trueque parecía la solución y llegaron a un acuerdo por el producto más codiciado de la URSS luego de tanques y kalashnikovs: vodka.

Así fue como llegó a Occidente, en grandes volúmenes, el vodka Stolichnaya que tal vez alguno de ustedes haya visto antes de los 90s cuando era el único importado que se conseguía por aquí. 

Pero los soviéticos tomaban más pepsis que el vodka que era consumido en occidente así que Pepsi necesitaba poder cobrar ese excedente, pero había otro problema mayor: ya era 1989.

La URSS no era precisamente un país estable, era un casi-ex-país, por lo que los pragmáticos soviéticos de la Perestroika decidieron hacer un canje algo extraño: buques de guerra y submarinos por el valor de 3000 millones de USD.

Está claro que el tráfico de armas no era el negocio de Pepsi ni mucho menos de Kendall, por un instante Pepsi pasó a tener una armada mucho mayor que la gran mayoría de los estados con acceso al mar: 17 submarinos, un crucero, una fragata, y un destructor.

Esto los convertía en la sexta flota armada más grande del mundo. En 1990 llegaron a un acuerdo pero por tanqueros y petroleros, algo más "manejable" como negocio, pero en 1991 la URSS colapsó definitivamente.

Esto le hizo perder a Kendall sus acuerdos y negocios porque ahora el esquema se volvía capitalista de golpe y Coca Cola entraba con todo su poder a vender y desplazar a Pepsi. Todo esto, claro, hasta la invasión de Febrero de 2022 cuando casi todas las marcas occidentales abandonaron Rusia. Pero eso es otra historia.

Lo que sucedió con la flota es más triste, porque, primero que nada, no era una flota lista para usarse sino que eran submarinos en muy mal estado, servían de repuesto como mucho, pero Pepsi no tenía intenciones de invadir ninguna república bananera.

Los buques de superficie tampoco estaban en buen estado y el gobierno de EEUU no estaba precisamente contento con el acuerdo. La broma/no tan broma que Kendall usaba para justificarse era que él había logrado reducir la flota del enemigo a cambio de gaseosas, que el Pentágono no debía quejarse demasiado!

Todas las naves fueron finalmente vendidas a un astillero sueco para terminar como chatarra, ser desarmadas y enviadas a un horno. Hoy posiblemente sus partes se transformaron en los tornillos de muebles IKEA, porque Capitalismo, claro 😁

Fuentes: 1, 2, 3, 4, 5